La idea era llegar a primera hora de la tarde… la idea era cruzar en una hora porque teníamos todos los papeles en regla… la idea era conseguir un camping cerca antes de que caiga el sol… las ideas son lindas en los papeles…

Una de las primeras cosas que aprendimos en la Quebrada de Humahuaca es que las distancias en la montaña no se miden por kilómetros sino por tiempo. Es que no es lo mismo trescientos kilómetros en la casi llanura de Entre Ríos que trescientos entre las subidas y curvas de los Andes. Aquí todo es más lento. Todo.

Llegamos a la zona de aduana a las 16. No está mal, pensamos, ya que dentro de una hora estaremos buscando el alojamiento…

Estacionamos frente a migraciones y comienza María José los trámites para pasar el auto. Todo bien hasta que piden los papeles del seguro. Todo en orden, salvo que dice que son para el Mercosur y de Bolivia y Perú… nada. Llamamos al teléfono en buenos Aires y la empleada nos dice que no puede hacer nada porque ¡se le ha caído el sistema!!! ¡Que llamemos dentro de una hora! Charlando con otros argentinos que tenían el mismo problema, vimos que la mejor solución era contratar un seguro temporario. Marchamos al pueblo y encontramos un locutorio en el cual también hacían seguros automotores. Lo que dijo no nos convenció, pero María José comienza a investigar los códigos que hay en la póliza y descubre que uno de esos dice que el seguro está ampliado a Chile y Bolivia. Corremos a la Aduana y las cosas se agilizaron.

Con los papeles del auto en regla y la declaración de los electrónicos que llevamos, solo restaba el sellito que decía que salíamos de la Argentina. Un pasillo abierto, una corredera de viento frio, una cola que no avanza… el sol que comienza a caer… cuando nos dieron de nuevo el pasaporte fue el momento más feliz de las últimas dos horas.

Pasamos a Bolivia y nos detuvimos en la aduana (un sucucho en malas condiciones, dicho sea de paso). Miramos a todos lados y, entre tres oficinas, elegimos la que nos parecía la correcta. No había nadie. Todo era un ir y venir de gente. Cuando logramos que alguien nos atienda, nos dieron un papel para que llenáramos. Lleno, entregado, sellado… salimos. Preguntamos a un gendarme que más hacer. Nos dice que nada más y nos encamina a nuestro auto. En eso suena un silbato… no había que pasar por ahí sino por otro lugar… quisimos explicar… inútil… dimos la vuelta por dónde él quería… nos subimos al auto y partimos raudamente hacia la Bolivia profunda.

Algo que no conté era la cantidad impresionante de bolivianos que circulaba entre las dos fronteras. Estábamos un tanto cansados de ver tanta gente en movimiento. Así que avanzamos unas diez cuadras hasta que la cosa se calmó… ¿y ahora? Fácil… la idea era comprar un mapa carretero de Bolivia… la idea era encontrar una oficina de turismo… la idea era conseguir un camping para pasar la noche… ¿ya dije que las ideas eran lindas?

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2 Comments

  1. Hola soy la hna de Maria Jose, que bueno que podamos ir compartiendo su viaje desde esta pagina; ademas esta todo tan bien contado, que para un libro de aventuras de los que a mi me gustan je.Que sigan disfrutando mucho y pasenla muy lindo.!!!

  2. Estimado padre me alegro que la esten pasando muy bien, en sus vacaciones junto a mis seres queridos.Cuando vuelvan si tienen oportunidad en la quebrada de humahuaca, hay unos niños que en vez de pedir monedas le tocan musica con unos charanguitos hechos especialmente para ellos, son grandiosos.despues de tocar le piden unas monedas.bueno sigan disfrutando.un abrazo.