Se ha terminado el ruido que generaba el mundial en los televisores. Ya no más publicidades con algún jugador como protagonista o la melosa invitación a vivir la épica desde la propaganda institucional. En medio de esta serenidad… una pregunta que despierta la ausencia de ruidos: ¿qué me dejó la selección como enseñanza de vida? Varias cosas.

La conversión es posible

Primer partido. El Director Técnico no está muy convencido del sistema ofensivo que ha usado en la etapa preparatoria porque lo dejaba muy descubierto en defensa. Entonces presenta un ultraconservador 5-2-3. Comienza el segundo tiempo y vuelve el tradicional 4-3-3. Todos estamos contentos porque nos gusta jugar más cerca del arco contrario que del nuestro.

Sabella enterró en 45 minutos un sistema que apreciaba por otro que era más acorde a las características individuales del grupo de jugadores que había seleccionado. Se permitió elegir libremente un sistema y luego elegir libremente otro muy distinto. A este cambio en términos cristianos le decimos “conversión”.

La conversión es la capacidad de descubrir que estamos equivocados, que estamos actuando mal y que podemos corregir el rumbo libremente, sin que nadie nos obligue. La conversión es dejar de obrar el mal para obrar el bien. La conversión es posible en todo momento de la vida. Pero es de valientes el llevarla adelante. Estamos también nosotros invitados a vivir el cambio que nos conduce a la vida nueva: es el mensaje central de Jesús. Él nos muestra el camino y lo despeja para nosotros… pero somos nosotros los que, desde la libertad que decide, que debemos transitarlo… si queremos.

El bien común

Los jugadores de la selección argentina son todos millonarios. Tiene su vida solucionada. Ellos, sus hijos y hasta sus nietos si son capaces de administrar bien. Y hemos muchas veces que la selección argentina era un conjunto de individualidades donde los egos eran el centro de todo. Por eso nos llamó la atención que, frente a la sugerencia mediática de un determinado nombre, el DT no lo convocara porque no le hacía bien al grupo.

Pero después nos sorprendió mucho más la capacidad de sacrificio que tuvo este grupo. No estoy pensando solamente en la disponibilidad para jugar con lesiones a cuestas. Estoy pensando, sobre todo, en la capacidad de jugar como equipo: interesado en que el conjunto sea armónico aunque yo deba resignar mi divismo. Y notamos como varios jugadores eran capaces de brillar menos con tal de ocupar los lugares que la táctica del director técnico consideraba necesario para el momento o el partido a disputar.

Así esta selección nos volvió a enseñar la importancia del todo en la vida social. Es el bien común que debe primar sobre los bienes individuales. Y como sociedad nos estábamos acostumbrando demasiado al “sálvese quién pueda” que nos suena raro esto del equipo mundialista: “nos salvamos todos o no se salva nadie”. Ahora pueden tener más contenido concreto aquello de ir detrás de políticas de estado que marquen nuestro destino nacional. Es que estamos todavía muy acostumbrados al lenguaje dialéctico de “nosotros” y “ellos”.

Valorar al otro por lo bueno que es capaz de dar

Messi fue elegido como el mejor jugador del torneo por la Fifa. Le dieron el balón de oro que recibió con una cara de… traste impresionante. Ni él se lo creía ni tenía ganas de recibirlo luego de salir subcampeón. Más allá de esto, sabemos que juega muy bien y a las pinceladas de su genio le debemos los tres primeros partidos y muchos momentos muy buenos de los últimos cuatro. Incluso el jugar mientras estaban velando al amigo periodista que muere en un accidente.

Sin lugar a dudas que fue Mascherano la figura de esta selección. Por lo que hizo con la pelotita y por lo que significó en cuanto aliento anímico al resto del equipo. Sin embargo no perdía ocasión para resaltar las virtudes de Messi. Llegó incluso a decir que le gustaría jugar al menos cinco minutos como él. Y se notaba, sobre todo en las notas que le hicieron en su pueblo natal al regreso, que no lo decía por falsa humildad o por cuestiones meramente marketineras. Decía lo que sentía.

Qué bueno que nos haya enseñado a valorar positivamente al otro y a no descalificarlo desde la envidia mezquina. Que el otro sea bueno en algo no desmerece que yo sea también bueno… en otra cosa. En cristiano significa valorar los dones y carismas que el otro tiene y descubrirlos como algo que a mí también me enriquece.

 

Y vos… ¿descubriste alguna otra enseñanza de vida durante este mundial que pasó? Dejá tu comentario que a todos nos hace bien compartir.

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One Comment

  1. Muy bueno padre. La verdad yo no miro los partidos enteros , ni entiendo mucho. Pero ponderé la unión, el compañerismo. Dieron ejemplo de equipo y de educación.
    Pero me encanta como lo vas comparando , la verdad especial para usar este texto en la escuela.
    Bendiciones