Hoy nos ha "sorprendido" una nueva noticia sobre abusos de menores por parte de sacerdotes de la Iglesia Católica. La "primicia" la dió el diario New York Times. Y, como es costumbre, fue recogida "acríticamente" por los medios de comunicación social de todo el mundo.

Veamos (como una muestra, nada más) como la presenta Clarín en su versión digital de hoy.  El primer párrafo dice (las negritas son mías):

Las máximas autoridades del Vaticano , incluido el futuro Papa Benedicto XVI, habrían encubierto a un sacerdote estadounidense acusado de abusar sexualmente de unos 200 niños sordos en una escuela del estado de Wisconsin, según documentos obtenidos y revelados hoy por el diario The New York Times.

Notemos el verbo potencial: "habrían". En otras palabras, se acusa a alguien de encubrir algo que no se sabe con certeza que haya ocurrido. En criollo le decimos "tirar la piedra y esconder la mano".  Clarín termina así la nota:

Según el diario, en total tres arzobispos de Wisconsin fueron informados del supuesto abusador, pero ninguno de ellos informó a las autoridades. De esta manera, Murphy nunca fue juzgado por un tribunal.

"En realidad yo digo lo que el otro dice que pudo haber pasado, pero yo no se si es verdad o no, pero por las dudas lo digo..." jeje...  En un lugar de mi provincia, cuando me venían a contar un chisme lo precedían de "se dice que". De esa manera lo contaban pero no se hacían cargo de si era verdad o no: su conciencia supuestamente quedaba protegida de ser llamada mentirosa.

Veamos otra campana. El blog "La iglesia en la prensa" normalmente está más informado de estas cosas, no porque tiene más recursos sino porque hace lo que los novatos del periodismo no aprendieron todavía: ir a las fuentes y chequear las noticias antes de publicarlas. Entonces Diego Contreras, aclara lo siguiente:

Si, las informaciones muestran que el sacerdote Lawrence C. Murphy fue acusado de esos terribles delitos entre 1950 y 1974, años en los que trabajó en una escuela para niños sordos en Milwaukee. En su época, fue denunciado a las autoridades civiles, pero nunca fue procesado pues no encontraron pruebas; tampoco llegó a ser procesado por los tribunales eclesiásticos locales competentes, aunque se le alejó paulatinamente de encargos.

El Vaticano entra en juego en … 1996, cuando la diócesis envía una primera información a la Congregación para la Doctrina de la Fe, dirigida por el cardenal Joseph Ratzinger (con el cardenal Bertone, actual Secretario de Estado, como número dos). La información a este organismo vaticano no tenía nada que ver con la investigación civil, sino que estuvo motivada porque una de las acusaciones de las décadas anteriores fue de “solicitación sexual durante la confesión”. Al tratarse de una violación del sacramento de la confesión, entra en juego la Congregación para la Doctrina de la Fe (que se ocupa de ese aspecto canónico, sin intervenir en los demás procesos criminales). La diócesis deseaba que se le expulsara del sacerdocio, pues veía avecinarse procesos judiciales.

La Congregación para la Doctrina de la Fe, considerando que los hechos eran de hacía dos décadas, que el culpable se había arrepentido, que no había reincidido y que el sacerdote estaba moribundo (falleció cuatro meses después), decidió no tomar medidas canónica contra él por el delito de violación de la confesión, único ámbito de su competencia.

Parece que la noticia es totalmente distinta de la que los medios internacionales (sumados a los locales) difunden con la intención de manchar la figura del Papa. ¿Les molesta que no sea indiferente frente a esto y actúe con severidad? ¿Le molesta que tenga autoridad moral para hablar sobre otros temas?

En su carta al pueblo católico Irlandés se escandaliza porque estas cosas ocurren. Pero también manifiesta cuales son las raíces de estas conductas aberrantes por parte de un ínfimo porcentaje de sacerdotes. Es el N° 4:

En las últimas décadas, sin embargo, la Iglesia en vuestro país ha tenido que enfrentarse a nuevos y graves retos para la fe debidos a la rápida transformación y secularización de la sociedad irlandesa.
El cambio social ha sido muy veloz y a menudo ha repercutido adversamente en la tradicional adhesión de las personas a las enseñanzas y valores católicos.
Asimismo , las prácticas sacramentales y devocionales que sustentan la fe y la hacen crecer, como la confesión frecuente, la oración diaria y los retiros anuales se dejaron, con frecuencia, de lado.
También fue significativa en este período la tendencia, incluso por parte de los sacerdotes y religiosos, a adoptar formas de pensamiento y de juicio de la realidad secular sin referencia suficiente al Evangelio.
El programa de renovación propuesto por el Concilio Vaticano II fue a veces mal entendido y, además, a la luz de los profundos cambios sociales que estaban teniendo lugar, no era nada fácil discernir la mejor manera de realizarlo.
En particular, hubo una tendencia, motivada por buenas intenciones, pero equivocada, de evitar los enfoques penales de las situaciones canónicamente irregulares. En este contexto general debemos tratar de entender el inquietante problema de abuso sexual de niños, que ha contribuido no poco al debilitamiento de la fe y la pérdida de respeto por la Iglesia y sus enseñanzas.
Sólo examinando cuidadosamente los numerosos elementos que han dado lugar a la crisis actual es posible efectuar un diagnóstico claro de las causas y encontrar las soluciones eficaces. Ciertamente, entre los factores que han contribuido a ella, podemos enumerar:
los procedimientos inadecuados para determinar la idoneidad de los candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa,
la insuficiente formación humana, moral, intelectual y espiritual en los seminarios y noviciados,
la tendencia de la sociedad a favorecer al clero y otras figuras de autoridad
y una preocupación fuera de lugar por el buen nombre de la Iglesia y por evitar escándalos cuyo resultado fue la falta de aplicación de las penas canónicas en vigor y de la salvaguardia de la dignidad de cada persona.
Es necesaria una acción urgente para contrarrestar estos factores, que han tenido consecuencias tan trágicas para la vida de las víctimas y sus familias y han obscurecido tanto la luz del Evangelio, como no lo habían hecho siglos de persecución.

Habría muchas cosas para hablar a partir de este texto. En el fondo, cuanto de una moral pagana sobre la sexualidad se ha infiltrado en la conducta de nosotros (los sacerdotes) que nos han llevado a cometer estos casos. A esto le podemos sumar que el 90% de los que abusan menores tienen conductas homosexuales... pero de esto no se puede hablar. En la Argentina correríamos el riesgo de ser denunciados en el INADI. Eso sí, ensuciar al Papa y a los sacerdotes en general sale gratis y vende diarios.

ACTUALIZACIÓN: para darle contexto a porqué el New York Times está difundiendo todas estas noticias sería bueno leer este artículo en el blog del Arzobispo de Nueva York, Mons. Dolan. Está en inglés pero vía traductor de Google lo pueden leer perfectamente.

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4 Comments

  1. Yo tambien fui abusado por un sacerdote, basta de estos encubrimientos. yo ya no creo en nada!

  2. Perdón... ¿de qué encubrimientos me estás hablando? Me parece que no leíste la entrada. Habla de otra cosa.
    Lamento lo tuyo. Supongo que lo has denunciado penal y eclesialmente.

  3. Excelente su post Padre.
    Trata el tema con seriedad y verdad.
    Como cristianos no debemos encubrir ningun delito.
    No debemos olvidar los laicos que no solo existe la ley penal nacional a la que debemos recurrir en primer término, si no que también está el derecho canonico para tratar estos temas dentro de la institucion de la iglesia.
    Este es un tema muy delicado y doloroso para todos, victimas e Iglesia, ya que ambos son los damnificados del abuso del delincuente.
    Se está juzgando a la Iglesia como encubridora de estos actos aberrantes, cuando en realidad es la justicia la que debe investigar, detener, sentenciar y condenar al culpable.
    No hay encubrimiento cuando se desconocen los hechos, debiendo tener presente que son las victimas y sus padres o tutores los que deben realizar en primer término las denuncias pertinentes.
    La iglesia termina conociendo los casos cuando ya comenzaron las investigaciones judiciales y policiales.
    El traslado de los sacerdotes, de una díocesis a otra no obstruye las investigaciones, por el contrario las facilita, ya que los feligreses se encuentran en libertad de manifestar sus experiencias sin ningun tipo de temor reverencial o compromiso religioso.
    Por otro lado, mientras no se ordene la detención, el sacerdote tiene derecho a continuar con sus labores dado que no hay elemnentos probatorios que otorguen al juez razon suficiente para ordenar la prision preventiva.
    Particularmente considero que la Iglesia en esos casos debería prponer al sacerdote cuestionado un retiro espiritual y tratamiento psicologico para descartar toda posibilidad de agravamiento del asunto. E instarlo a que se ponga a disposicion de la justicia, en todo lo necesario para el esclarecimiento del caso.
    De este tema se puede hablar mucho Padre, gracias por sus post, es muy esclarecedor

  4. yo a esa noticia la leí en el diario LA NACION, y me llamó mucho la atención no el asunto del abuso de los menores, el pecado aberrante de los sacerdotes... sino las palabras del autor del artículo periodístico. Parecía que este señor que escribió, a mi entender, una muy buena crítica al respecto, con toda autoridad terminó aleccionando al mismísimo papa Benedicto. Lo puso en palabras muy simples, llenas de caridad y contundentes: 'Los católicos actúan como si creyesen en un Dios que no lo ve todo'. wow! Un 'fulano', por un instante, demostró tener más cordura y santidad que el sucesor de Pedro, nada menos...
    Para mí, fue un consuelo, Dios siempre se las ingenia para hacer justicia a todos, sostener La Verdad y no abandonarnos...