Los Obispos Argentinos hicieron una promesa en Adviento y... no la cumplieron. Por lo menos, si lo hicieron no nos dimos cuenta. En una declaración de la Comisión Permanente del Episcopado (20/12/2010) titulada "El juego se torna peligroso", luego de un interesante análisis de la realidad, al final de la misma dicen:

"Con el Bicentenario 2010-2016 como horizonte: Nos proponemos para la próxima Cuaresma realizar una campaña de concientización en todas nuestras comunidades acerca de los peligros y daños a la vida digna que encierra esta adicción.

Con esta carta buscamos compartir nuestras reflexiones y generar conciencia sobre lo dañino y perverso de la proliferación de estas ofertas del juego y sus consecuencias, porque constituyen un serio obstáculo social, político, moral y cultural para erradicar la pobreza y promover el desarrollo integral de todos.

Reconocemos con San Pablo que "hemos sido llamados para vivir en libertad" (Gal. 5,13). Fomentar nuevas esclavitudes no nos hará más libres ni más hermanos."

Pueden leer el texto completo desde aquí.

Durante esta semana hemos escuchado sobre los acercamientos entre Marceli Tinelli y Cristóbal López (bautizado por los medios como "el zar del juego"). En ese contexto, leemos la declaración que ha realizado la Pastoral Social de la Arquidiócesis de Córdoba. Se las transcribo completa:

Construyamos una sociedad sana y digna.

Por estos días se ha suscitado nuevamente el debate en torno a los distintos juegos de azar y otros mecanismos como los llamados maquinas tragamonedas.

Como Pastoral Social de la Iglesia de Córdoba en consonancia al sentir de la Iglesia Católica en Argentina, deseamos pronunciar una vez más nuestro aporte a la sociedad y expresar lo nocivo que puede transformarse el juego de azar y tragamonedas en la vida de nuestros conciudadanos, y en ellos, de nuestras familias.

Como lo expresamos en distintas reflexiones junto a los obispos en Argentina hemos señalado con preocupación que en todo el país se ha multiplicado la oferta del juego de azar, lo cual puede favorecer actitudes adictivas. Nos referimos en estas reflexiones al juego como estructura lucrativa, sea privada o estatal, con sus diferencias según el caso.

Vemos como han proliferado los casinos, los bingos, unidos al fabuloso negocio de las máquinas tragamonedas, aun en cercanías a barrios pobres. También se han sobre multiplicado las cuantiosas ofertas de juegos de apuestas en locales de lotería. Asimismo, el fenómeno de las nuevas tecnologías, como Internet, hace emerger nuevas y cada vez más masivas formas de juego.

Es importante hablar sin eufemismos. El juego de azar es un negocio que mueve gran cantidad de dinero para beneficio de unos pocos en detrimento de muchos, especialmente de los más pobres.

Además, creemos que el Estado debe garantizar la protección integral de la familia. Quien se apasiona en el juego puede arriesgar y perder aquello que pertenece también a su cónyuge y sus hijos. Es una acción que daña la comunión familiar, y lleva muchas veces a discusiones, reproches y peleas. Cuando la situación se torna incontrolable, aparecen las conductas adictivas. La ludopatía es una enfermedad emocional de naturaleza progresiva. Quien padece esta patología suele tener baja estima de sí mismo. Desde esta perspectiva hay una raíz común con otras adicciones.

Se debe distinguir claramente entre las actividades lúdicas, como son la recreación, el deporte y el esparcimiento,de la perniciosa influencia de los juegos de azar, en especial los que se brindan en los casinos, que además de facilitar la adicción patológica al juego, afectan especialmente a las familias más pobres, que ven allí la solución mágica a sus problemas económicos y afectan a los jóvenes que son atrapados por el egoísmo de un juego esencialmente individualista y que atenta contra la cultura del trabajo y contra la solidaridad.

Pero, como en muchas otras cuestiones que afectan a la sociedad, a las familias, a los jóvenes y particularmente a los más pobres, la Pastoral Social cree que es con la educación desde la escuela y el hogar, y desde el ejemplo de los gobernantes que se logrará evitar el fomento de este tipo de actividad que no tiene como finalidad acrecentar el aspecto lúdico del hombre y la comunidad, sino asegurar ganancias fáciles y sin riesgo a las empresas que la propician.

Es fundamental alentar las actividades deportivas para jóvenes y niños, la construcción y operación de centros comunitarios en los barrios para que sean utilizados como mecanismos de contención e incorporación de la gente al disfrute de la música, el teatro, el cine, los juegos y toda forma de arte, así como la participación activa y comunitaria en capillas y centros religiosos, aportando el componente espiritual. Estos espacios son más eficaces y sustentables para alcanzar el objetivo de dignificación del ser humano que las más simples y muchas veces inoperantes prohibiciones.

Creemos en la creatividad y la mirada puesta en el Bien Común de todos nosotros como ciudadanos y constructores de una sociedad más justa y saludable. Creemos que no buscamos caminos ni respuestas mágicas a los desafíos sociales frente a la pobreza y exclusión, todo lo contrario, sabemos que con educación y trabajo se construye una sociedad sana y digna.

Pastoral social arquidiocesana.
Iglesia Católica en Córdoba.

Esta noche en Tupambaé (FM Corazón, 104.1 de Paraná, de 22 a 24 hs.) tocaremos este tema. Creo que hay que preguntarse seriamente cuando el aspecto lúdico del ser humano se puede transformar en una patología que degrada. También sería bueno que nos preguntemos si no propiciamos esto con las rifas y bingos parroquiales... Los comentarios están abiertos para todas las opiniones..

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