Qué gran dilema, ¿no? Cuantas veces nos ponemos como metas las metas que el otro tiene para nosotros: mis padres, mi pareja, mis hijos, mis amigos, mis vecinos… ¿Debo ser complaciente con la imagen que el otro tiene de mí?

Las cadenas pueden ser muy pesadas en nuestras vidas... aunque sean cadenas invisibles.

Vivir de prestado

Una vez un amigo me contó que abandonaba todo lo que hasta ese momento constituía su manera de vivir. De pronto se había dado cuenta que había tratado de estar a la altura de las exigencias de los demás. Y así había elegido un estado de vida determinado y se había comportado en consecuencia. Por una circunstancia particular hizo click en su vida y decidió vivirla él “solo”, es decir, de acuerdo a lo que percibía como lo que su conciencia le pedía. Es uno de los tipos más inteligentes que he conocido en mi vida. Por eso me sorprendió lo que me estaba planteando. Hoy lo veo muy feliz con esa su determinación vital.

Cuanta gente que vive de la misma manera. La presión social los condiciona y prefieren contentar al otro antes que angustiarse con respuestas vivenciales que sean las contrarias a las que ellos eligirían. Y conste que no estoy diciendo que eligen obrar el mal. Estoy hablando de elegir entre dos cosas que son igualmente buenas y honestas.

Ser auténtico

Esta es la sed más importante de nuestro mundo actual. Pero... en nombre de la autenticidad se comenten muchas veces disparates. Es que la autenticidad no es hacer lo que me viene en ganas en este momento… todo lo contrario.

La autenticidad es la fidelidad al propio ser, no a la percepción que yo tengo de mi. Por eso la verdadera autenticidad nace de encontrar las raíces mismas de lo que soy. Y esto tiene una fuente precisa: Dios y su plan de amor que me ha creado, redimido y santificado.

La autenticidad no pasa por estar a la altura de las expectativas de los que me rodean. O a mis intereses personales. La verdadera autenticidad pasa por ser fiel a la voluntad de Dios, como decíamos ayer.

¿Me equivoco en esto que he planteado? ¿Qué opinás vos?

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5 Comments

  1. Mi autenticidad religiosa

    Me di cuenta a tiempo que el ejercicio de mi fe estaba no en congregaciones o conventos religiosos, ni tampoco en ministerios diocesanos, ni siquiera en un grupo de laicos. Hace un tiempo largo ya que decidí vérmelas conmigo mismo y hacerme cargo de la cosa, esta cosa que se ha dado en llamar existencia, vida. Y como lo religioso me traía problemas serios, nunca graves, pero sí serios (te dirás por qué si Dios con nosotros es lo mejor), tuve que hacer un paso al costado. La cuestión es que mi fe sigue en pie, solamente el problema radica en que mi salud es endeble cuando me encargo de ella, cuando me la tomo en serio. La verdad que es locura pensar que a un cristiano le haga mal acercarse a Dios, pero a mí, y creo que sería lo mismo con cualquier doctrina o dogma, no me conviene tomarme tan a pecho las cosas. Por eso me tomé el atrevimiento (Dios lo va a entender) de alejarme de la Iglesia y dedicarme a ser un cristiano secular, totalmente secular. Quizás en mi vejez, cuando no tenga que pensar en como voy a hacer para ganarme el pan, encontraré refugio y misión en alguna parroquia. No quiero, por ahora, tomarme de ningún evangelio explícito. Sólo las buenas obras, lejos del rito y lo sacramental, me hacen bien. Rezo, sí que lo hago. Pero he visto en mi existencia terrenal que es más prudente tomarme de lo cotidiano que de lo trascendental. A pesar de ello, aflora en mí una fe que temo compartir en un templo, pero que se expresa a través de mi escritura. Sí, soy una criatura extraña de Dios. Él me conoce y sabe que es lo que pasa.

    1. Somos peregrinos y en el caminar se va haciendo patente la presencia del Santo. Creo que confundes rito y moral con lo esencialmente cristiano que es el encuentro con el Señor. Cuando uno descubre y vive esa presencia entonces entiende que el rito y la moral le son necesarias para profundizar el encuentro.

      Espero que en tu andar profundizes el Encuentro que te lleve a la plenitud.

  2. Gracias por contestar. Creo tener bien distinguidos el rito y la moral por un lado y el encuentro por otro. Yo sé que es necesario para cualquier encuentro religioso el rito y la moral. Pero también creo que uno vive la fe como puede, como le sale y también eso es parte de la libertad que hay que descubrir. Tengo limitaciones que me impiden ser un cristiano practicante en todo el sentido, pero también sé que para Dios nada es imposible y que le basta con que le pida que se acerque para tener por medio de la fe su Presencia en alguna medida.

  3. Javier, si juzgarte, lejos está eso de mi, pero siento que cuando más nos acercamos a Dios más tentaciones tenemos. es mi experiencia y realmente lo comprobé. Por eso yo, no le doy cabida al "pata sucia de m..." quién me tienta en cosas vanas y me desequilibra en mi saludcorporal y a veces espiritual y creo que yo lo puedo sola, que rezar y no estar frente a Jesús EucaristiaESE MOMENTO EN EL SAGRARIO ,NO TIENE PRECIO ALGUNO, LO RECOMIENDO"!!!!!! por eso cuando menos ganas tengo de adorar al JS o ir a la Reconsiliación(momento lindo) y recibir a El Verbo en mi alma,es cuando pido ayuda al ESPIRITU SASNTO y allí estoy. ojo es mi experiencia y la recomiendo. no creoen el "yo puedo" creo que con JESÚS ,yo puedo.