Un breve testimonio de la Convivencia con el Espíritu que he realizado desde el 3 al 9 de enero de 2013. Porque creo que compartir las experiencias espirituales nos ayudan a vivir mejor a todos.

Una hermana afirmó en espíritu de profecía, en una de las oraciones grupales, que yo había venido “como una madera seca a humedecerme para así poderme transformar en columna” (cito de memoria, pero algo así era). Y yo vi que lo de la madera seca era real. La “previa” había sido brava... hasta el punto de que no estaba ni motivado en venir ni con ganas de embarcarme en nada espiritual este verano. Falto de oración y de vida se hizo realidad aquello de que “dónde abundó el pecado sobreabundó la gracia”. Es más, estoy convencido de que si llegué es porque una hermana se ofreció silenciosamente como holocausto... De hecho me decidí el sábado 29, luego de confesarme.

Pero el Señor tenía que purificarme, así que lo hizo a través de uno de sus métodos favoritos: mi auto. Y se viene otra historia de motores... Fui en Navidad a mi casa (Hasenkamp) y volví bien. Pero al día siguiente... no me arrancó a nafta y el tablero era un arbolito de navidad de tantas luces que tenía prendidas. Si buscaba alguna excusa para no ir a la CcE... esa era perfecta. Arreglarlo me llevaría el dinero que gastaría como pensión de la Convivencia. Pero ni ganas de arreglarlo tenía. Para colmo el viernes por la mañana, de regreso de un mandado, probé si todos los chirimbolos eléctricos funcionaban... con tanta suerte que el ventilador del aire acondicionado se prendió... y no se apagó más... pues bien... saqué el fusible y a otra cosa mariposa.

Pero el sábado me decidí a ir. De camino a mi confesión pasé por dos talleres de electricidad y ambos estaban cerrados (síndrome de fin de año... que le dicen). El lunes, ya decidido, salí en un tour ciudadano de “arregle automotor”. Los dos talleres seguían cerrados, así me fui a otro electricista que alguna vez me había hecho algún trabajo. Lo revisó y solo me podía solucionar lo del ventilador (que no me interesaba arreglar) pero lo de la nafta y lo del tablero “navideño” no sabía porque era. Así que me fui a cambiar el filtro de nafta... porque tenía la ilusión de que estuviera tapado y por eso no me llegara el combustible. Lo cambié... pero la cosa no funcionaba (dinero tirado). Me decidí ir el miércoles 2 a un taller que dicen que es muy bueno: Novello. Lo nombro porque... Lo dejé y lo fui a buscar a la tarde. Le habían arreglado el tablero, el ventilador y la entrada de nafta. Y me cobraron bastante saladito... pero yo pagué con gusto porque seguro que hacen bien las cosas, por eso el precio (aunque se me fue bastante del poco dinero que tenía ahorrado para las vacaciones). Llegué a la parroquia, lo lavé y lo dejé estacionado como para salir.

Toda la mañana del 3 se me fue en preparar todo para el retiro y para lo que seguiría después. A eso de las 14.00 hs. Lo arranco para estacionarlo cerca de la entrada de mi casa. Todo bien hasta que me doy cuenta de que sale un humo blanco por el tablero que viene desde el motor. Abro el capó y me doy cuenta de que es un cable que se está quemando. Un cable que se notaba que había sido producto del arreglo del día anterior... Paciencia (eso digo ahora...pero no fue esa mi primera reacción...). Llamé al seguro para que me envíe una grúa... cuatro horas de demora. Me dije: me llevan el auto, seguro que es solo el cable mal aislado, me lo arreglan, me voy... entonces cargo todo, espero el arreglo y parto directamente desde allí. Cargué todo. Y me senté a esperar. Pero me puse a pensar que si esperaba las cuatro horas a la grúa no llegaría a La Paz a tiempo para comenzar. Así que llamé al seguro para cancelar y luego traté de conseguir una grúa vía teléfono. Recién al cuarto intento (y no había más en guía) lo logré. El hombre llegó en media hora y tardamos otra media hora para subir el auto... Cuando llegamos al taller, lo revisaron, reconocieron que el problema era el arreglo que habían hecho, y entraron a probar hasta que dictaminaron que el drama era la bomba de nafta que estaba en cortocircuito y eso ocasionó el principio de incendio (mi drama existencial es si la bomba provocó el corto o el corto quemo la bomba... pero...). Ellos no la cambiaban así que me aconsejó dos talleres. Fui al primero y me dijo que recién el martes me recibía el auto y tendría dos días de trabajo (chau Convivencia). Quedé en contestarle y me fui al otro. Se lo podía llevar a la mañana siguiente.

Volví a la parroquia, avisé que no llegaría a la Convivencia y me dijeron que no me haga problema, que vaya el viernes. Al otro día fui a primera hora a llevar el auto. Esperé veinte minutos al mecánico (paciencia). Cuando me dijo que recién podría estar para la tarde le dije que se podría hacer de tal manera (porque me lo había dicho el anterior) y no se que cara puse cuando le conté que debía estar hace ya un día en La Paz que me dijo que en cuanto estuviera me avisaría. En fin. Me fui a la parroquia. Saludé a la gente que estaba o en secretaría, o limpiando el Templo o cortando el pasto... y me encerré en mi casa. Con mucha paz le dije al Señor que si se arreglaba antes del mediodía entonces me iba a la CcE. Caso contrario me iría directamente a mi casa porque ya perdía mucho del retiro. Hice algunas cosas, actualicé algo del blog... y las horas pasaban. A eso de las 11.30, resignado, me puse a buscar otros libros más para leer en la semana extra que tendría en mi casa. Me enganché con la lectura y amontoné cuatro sobre el tema para investigarlos... cuando sonó el teléfono: el mecánico para avisarme que todo había salido de una y que ya estaba. Fui. Lo busqué. Pagué (ya se agotaba mi bolsillo...). Cargué gas. Cargué mis cosas. Partí en plena siesta y llegué a la casa de retiros a las 15.20, con el tiempo necesario para bajar mis cosas y disponerme a la primera contemplación... diez minutos después.

El otro día escribí esto en mis apuntes espirituales:

“Si quisiste desestructurarme... lo lograste.

Si quisiste que confiara en tu Providencia... lo lograste.

Si quisiste que pusiera todo de mi parte... lo lograste.

Y yo estoy feliz de estar aquí.”

La Convivencia con el Espíritu es la quinta de la serie que propone esta Escuela de Espiritualidad. Yo me salteé la cuarta (con María)... autorizado. El asesor de la que participé era el fundador de la Escuela, el padre Alberto Ibañez (el “PA”). Por eso también estaba muy interesado en hacer esa.

Las tres primeras Convivencias trabajan mucho la vida ascética. A partir de la cuarta ya se va introduciendo lentamente al Convivente a la Vida Mística. Así que esta es totalmente diversa de las tres que había hecho anteriormente.

Centrada en el Espíritu Santo, se contempla su acción en el mundo, en la persona y en la Iglesia, desde el particular método que tiene esta Escuela. Método que nos lleva a saborear sapiencialmente aquello que (como en mi caso) hemos leído en varios libros y materias a lo largo de la vida. Por eso es un continuo descubrir las sorpresas que el Señor nos tiene preparados. Quiero compartirles, como testimonio, mi experiencia. Para eso me voy a valer de dos cosas que escribí allí, sin más pretensión de comentar una vivencia.

La CcE va llevando lentamente a pasar de la oración discursiva a la oración de contemplación. Un camino que supone un abandono de si, una disponibilidad a que sea Él quién trabaje. Camino que no es sencillo para quienes discurrimos normalmente en nuestras oraciones (Liturgia de las Horas, lectio divina, rosario...). Tenemos varias prácticas de oración durante la semana. Cada una de ellas finalizan con un discernimiento comunitario de espíritus que nos ayudan a ver en que grado de oración estuvo la nuestra. Yo estaba en la lucha... con la consolación de la voluntad en el primer grado... pero... Le pedí acompañamiento a la coordinadora de mi grupo (Caro) y me dio algunos consejos prácticos. Pero aquí la cosa nos tanto hacer como dejar hacer. Algo que experimenté en la noche de la efusión del Espíritu (quienes conocen algo del tema, cuando lean el testimonio que les transcribiré podrán tener algunas pistas de las gracias que recibí en ese momento).

Yo venía preparando mi consagración al Espíritu Santo, como sugirieron que hiciera el que se sentía movido a realizarla libremente. El último día por la mañana la escribí. Se las comparto porque es como un resumen de todo lo que vivencié durante estos seis días. De paso, como este es un blog personal, me queda registrada para que no se me pierda. La redacté tomando como base mi lema sacerdotal:

+

“Realizar la verdad en el amor” (Ef 4,15)

Ruaj Santa:

Santo Espíritu de Amor, Mamá Ruaj, me has permitido entrar en lo profundo de tu misterio, aunque en la orillita nomás. Pero he podido vislumbrar ese Amor Maternal que es uno de tus atributos.

Eres el eterno lazo de Amor entre el Padre y el Hijo que alienta esa eterna danza divina a la que los teólogos le dicen perijoresis. Permíteme pensar que eres el amor maternal que une al Padre con el Hijo, amor maternal que engendra, que espira, que se relaciona... QUE ES.

Eres el Amor Maternal que se cernía en las aguas ordenándolas, alejando el caos (Gn 1). Eres el Amor Maternal que nos pensó, me pensó, antes de la creación del mundo (Ef 1) para ser santo e irreprochable, para entrar en la Comunión Plena de la Danza Celestial. Eres el Amor Maternal que me alienta, que me enseña, que me conduce, que no me deja solo... que está como una madre: silenciosa pero realmente presente.

El Hijo te regaló, además, para los que abrimos el corazón por la fe, como el Espíritu de la Verdad. El Espíritu que recordará las enseñanzas de Jesús y nos enseñará todo (Jn 14,26).

Mamá Ruaj, te abro las puertas de mi inteligencia para que me conduzcas a la Verdad Plena que sólo se logra en la contemplación del MISTERIO.

Te pido que abras mi inteligencia para comprender, con sabiduría, lo que los teólogos reflexionaron inspirados por Ti.

Te ruego que me ilumines para descubrir, en lo cotidiano, esa VERDAD que es la que da el sentido profundo a las cosas y a la historia humana. Sobre todo a mi propia historia personal.

Te imploro que alientes en mi para conocer los desafíos que nos tiras, como Iglesia, desde los signos de los tiempos. Que sean en verdad Signos de Dios, oportunidades para que la Verdad del Hijo se siga manifestando.

Mamá Ruaj, Santo Espíritu de Amor y Verdad, hoy quiero consagrar toda mi vida a Ti. Quiero ofrecerme para que hagas conmigo lo que quieras.

Para que esto se REALICE me propongo:

1. Discernir con prudencia tus mociones, sobre todo las relacionadas con mi vida pastoral.

2. Crecer cada vez más en docilidad a lo que me pides, sabiendo que solo así seré instrumento para que TU hagas la obra.

3. Dejarme conducir, amorosa y sapiencialmente, por el Magisterio de tu Hija, la Iglesia.

4. Estar atento para descubrir tu amorosa voz en las personas y circunstancias concretas de mi vida.

5. Cultivar el Espíritu de Comunión Eclesial y aprender a descubrirte y buscarte en las riquezas personales de mis hermanos sacerdotes.

Todo esto será posible si me abandono al Amor Maternal que eres Tú, Ruaj Santa. En esta conciencia quiero abandonarme en Tí. Ser uno solo contigo y, desde Tí, con el Padre y el Hijo.

AMEN.

La leímos, de manera personal y privada, en la Misa de despedida. Confieso que no alcancé a terminar porque parece que fue demasiado larga... parece que los otros terminaron (era en silencio) y se siguió el rito. A mi me faltó leer los cinco propósitos. Pero supongo que la cosa ya estaba redactada y firmada... así que el Señor me pedirá cuenta de ellos. Al hacerlo público de esta manera... también creo que a varios de mis conocidos les servirá para pasarme factura sino lo vivo.

Luego de ese momento matutino (en el cual la escribí) tuvimos la primera contemplación de la mañana. Era sobre la vida de la Santísima Trinidad en sí misma (lo que yo había escrito sobre la perijoresis). Me introdujo en un clima de oración tal que continué orando solo cuando terminaron. Y todo lo que había buscado con mi esfuerzo... me vino como don. Es difícil de explicar. Por eso les transcribo lo que anoté luego en mis apuntes espirituales. Tan cual lo hice en ese momento. Hoy, un día después, no sé si podría volver a escribirlo así. Fue como un relatar el transcurrir del acontecimiento:

 Danza en el “corazón”, en el cuerpo. Suave, profunda, de todo mi ser. (Que se calle el Pá que está hablando). Deseo seguir en intimidad, yo. “El”. Plenitud. Nada más. Una pared blanca. Está. No lo veo. Está. Gozo. El corazón me va a estallar. Fuego. Cuando quiero “razonar” me deja. Sigue estando pero ya no está. Estoy feliz. Gozo. Paz.

(Luego medito como llegué a este momento desde uno más atrás hasta ahora; moción de escribir la experiencia para dejar constancia y que la recuerde. Al hacerlo me acuerdo de Pascal. Pero no es la de él. Es la mía. Es el regalo que yo recibí. ¡Gracias!)

Sigo en la Capilla. Puedo ver, razonar, mirar el Sagrario, ver el paisaje, escuchar los pájaros. Todo está igual que siempre. Me viene a la mente el monte Tabor. Lo que vivieron allá. Este momento se parece al descenso: toda la vida es normal, pero ya nada es “normal”. Todo es común y corriente: tengo melancolía de ese momento. Yo también hubiera querido hacer una carpa y quedarme allí. Pero... todo es ya peregrinar hacia la Shekinah, hacia la morada eterna. Había pedido ayer una palabra y me salió el Salmo 48,2-4. Hoy puedo decir, con certeza, que estuve en la Montaña de Sión, en la Morada de Dios. (Debo confesar que fue la segunda palabra que pedí. La primera había sido 10 minutos antes y era Isaías 22,19-23: “Yo te derribaré de tu sitial y te destituiré de tu cargo. Y aquel día, llamaré a mi servidor”... ¿qué se viene?)

Lo que está en negrillas era la experiencia. El resto fue producto de una mente que se “desligó”. Es difícil definir exactamente lo que ocurrió. Y no quiero hacerlo. Tampoco puedo. Simplemente compartir un toque de Dios, todavía de muy principiante... como puedo decir comparada con algunas de las experiencias que anteriormente habían comentado otros hermanos. Pero ha sido un entrar en la Morada... en los umbrales. Y eso llena el corazón y la vida de sentido.

Si alguno se pregunta a que viene el título... pues los que llegaron a la Convivencia con el Espíritu sabrán de donde viene: lo leí en la muralla cuadrada. Los que no saben de que se trata... bueno... los invito a iniciar esta aventura comenzando por la primera, la Convivencia con Cristo.

(La foto que acompaña es provisional y va a ser sustituida a fin de mes cuando pueda subir la que tomé en la Convivencia)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

11 Comments

  1. Ahhhhhhhhhhhhhhh..............qué envidia .................y qué gozo............pero esto lo quiero escuchar, tiene otro sentido, escuchar mirando a los ojos es compartir, vivenciar con el otro. Leer es bueno pero quiero mas . Gracias Dios.

  2. Después de leer éste relato solo puedo decir "divino" . Sin duda obra de Dios. gracias Padre por compartirlo. Saludos

  3. Hola Padre, qué buena tu experiencia y gracias por compartir el relato. Me viene decirte que sos valiente por ello. Y hermoso testimonio que nos hace desear algo así.
    Ahora dos cosas: ¿dónde se dan las convivencias con Cristo? y la otra es preguntarte cómo es lo de la hermana que se ofreció como holocausto?

  4. Ana te contesto yo lo de la Convivencia con Cristo. No se de donde sos, pero te cuento que acá en Paraná tenemos la Convivencia con Cristo desde el 1 de febrero al 7 en el Cristo Redentor, todavia hay lugares , si te interesa llamá a este TE 0343-4248086 y se te daránm todos los datos. Bendiciones

    1. Gracias, Lala, por responderle. Estoy moderando los comentarios desde mi celular y no tenia los datos para mandarselos. Espero que los pueda aprovechar ya que esa Convivencia va a ser internacional: vienen servidores de España y de Italia... Va a estar re-buena!!!

    2. Gracias Lala, Padre!!! Soy de Córdoba. No podré ir esta vez, pero anoto el teléfono. No estuve antes por eso no leí su respuesta. Bendiciones a todos! Buena Convivencia!!!

  5. Es verdad todavia hay unos cuantos lugares, pero hay gente de todo el pais mas las extranjeras que servirán y harán, son 7 . Gloria a Dios.
    Me gustaria comunicarme con Ana por TE , pero ni siquiera se si es de acá.

  6. Gracias por su testimonio Padre, cuánto edifica compartir lo que Dios obra! y de la forma especial, particular y delicada que lo hace con cada uno... Gracias! En alas de tu Espíritu Señor más arriba... que lo siga llevando... mucho más alto...

  7. Fabián! el Espíritu Santo llenó mi corazón al leer tu testimonio!! qué gracia recibir del PA el gozo de vivir en la Ruha Santa como él lo transmite!!!!
    Me uno a tus propósitos (el 5 me abrió el corazón a mis hermanos!) Gracias! Bendiciones!!!!